Puentepiedra: Robleño a hombros y grave cornada a Moreno Muñoz
El torero español cortó dos orejas al Santa Bárbara que cerró el festejo que quedó convertido en un mano a mano por el grave percance al torero bogotano, herido en el cuello por un toro de Mondoñedo. Faenón de Juan de Castilla al tercero al que le cortó una oreja.
Texto y Fotos Rodrigo Urrego B.
Video y fotos en http://bit.ly/2JXgbwq
Cara y cruz
Moreno Muñoz era uno de los debutantes en la corrida de la Independencia, desde hace tres años la principal cita de la temporada colombiana por estas fechas. Su presencia en Puentepiedra y ante toros de Mondoñedo y Santa Bárbara era sin duda una apuesta para tocar puertas de otras plazas de mayor categoría. Llegó vestido de grana y oro, el color de los valientes, y con una moneda para lanzar al aire. Y lo hizo. Para su infortunio la moneda cayó en cruz.
El primero de su lote, segundo del hierro de Mondoñedo, lo puso patas arriba. No pudo lucirse con el capote porque Marichuelo, colorado de capa y abierto de cuerna, no se entregó en el percal y Moreno, apenas como pudo, solo alcanzó a darle unos lances defensivos. La historia no fue diferente con la muleta. El toro no se tragaba más de dos muletazos y al tercero ya lanzaba ‘puñetazos’ como para quitarse la tela de enfrente. Moreno se lució en la primera tanda, unos doblones poderosos que parecieron insinuar que el que mandaba era el torero. No fue así. Después no hubo manera para que el bogotano pudiera pasar de tres muletazos por serie. No había lugar para ello. Pasando fatigas se fue por la espada y ahí fue un suplicio. Primero la enterró en los bajos de fea manera y luego una seguidilla de pinchazos. Y cuando más padecía logró enterrar media espada pero el toro hizo por él. Lo lanzó a la arena y luego lo corneó de fea manera en el cuello y Moreno fue llevado a la ambulancia. No pudo regresar.
Quizás, en el trayecto de traslado a una clínica en Bogotá, Moreno Muñoz se enteró que el toro que había dejado en los corrales resultó ser el mejor de la tarde. Castellano sí tenía las embestidas francas que Moreno había deseado encontrar en la cita de Puentepiedra, pero otro torero sería el que las disfrutaría. Fernando Robleño, que no había cortado orejas en sus dos toros, tuvo una tercera chance por el percance de Moreno Muñoz. Tuvo que lidiar al sexto y su moneda cayó en cara.
Robleño ya había dado muestras de su capacidad lidiadora con el primero de Mondoñedo. Cavador de nombre protagonizó un tumbo a la cabalgadura de Clovis Velásquez y llegó a la muleta con un puyazo que pareció insuficiente. El diestro español no se amedrentó y le sacó series por ambos pitones aunque su faena se prodigó más por el derecho.
El cuarto, primero de los de Santa Bárbara, de nombre Ginete, fue largamente ovacionado por su presentación. Se dejó pegar en dos puyazos y tuvo buenas embestidas en la muleta aunque su pecado fue que caminaba entre muletazo y muletazo, circunstancia incómoda para el torero. Robleño se lo pasó cerca de la barriga en tres oportunidades que arrancaron los olés de los tendidos, y siempre lo quiso torear con cadencia, aunque no siempre respondió el toro. Una gran estocada, como la que había recetado al primero de la tarde, prologó una vuelta al ruedo.
Se iba de vacío el español pero faltaría ese emocionante duelo con Castellano. Robleño toreó más despacio y con fino trazo, sus muletazos tuvieron mucha verdad y la faena elevó la temperatura de la anochecida tarde. Hubo naturales con mucha cadencia, y los pases con la diestra además de poder y temple fueron impecables. El toro respondió a cada muletazo persiguiendo la muleta como si se le fuera la vida en cada embestida. Robleño mató de otra estocada certera y para él fueron las dos orejas mientras que el toro fue premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre.
Pero quien había puesto patas arriba a la caldera de Puentepiedra había sido Juan de Castilla. El tercero de Mondoñedo no se dejó picar, hacía regates cuando se acercaba el peto y salió suelto cuando sintió las cuerdas en sus lomos. Todos apostaban a que sería un auténtico garbanzo negro pero la equivocación fue general. A la muleta llegó encastado y sus embestidas tuvieron profundidad. Condiciones que aprovechó de Castilla para hacer delirar los tendidos. Lo hizo con pases por la derecha templados, poderosos y largos, pero sobretodo con un concierto de naturales que levantaron los tendidos. Faenón que bien pudo ser premiado con las dos orejas pero que solo mereció un pañuelo blanco de la presidencia.
El quinto, segundo de Santa Bárbara, fue un imponente jabonero que también fue muy aplaudido cuando se asomó de toriles. Cumplió en el caballo y en la muleta embistió de buena manera por el derecho, por el izquierdo prefería mirar el cuerpo del torero. Juan de Castilla volvió a emocionar en una faena basada en la mano derecha y que culminó con ajustadas manoletinas. El descabello le privó de la puerta grande.
El duelo ganadero entre Mondoñedo y Santa Bárbara se lo llevó la segunda ganadería pues sus tres toros fueron potables y Castellano, el toro que le correspondía a Moreno Muñoz, le dio las llaves de la puerta grande a Fernando Robleño y calentó los tendidos de Puentepiedra que una vez más se llenó para conmemorar la independencia patria.
Ficha
Puentepiedra (Cundinamarca)
Plaza de toros Marruecos
Sábado 10 de agosto
Casi Lleno
Toros de Mondoñedo y Santa Bárbara
Fernando Robleño: Saludo, vuelta al ruedo y dos orejas
Moreno Muñoz: Herido
Juan de Castilla: Oreja y palmas
Castellano, lidiado en sexto lugar, premiado con la vuelta al ruedo