Adiós a El Cid, torero de Madrid
Cariñosa despedida de El Cid, que se lleva el reconocimiento y la admiración de la afición de Madrid en su adiós a Las Ventas. Firme Emilio de Justo y sin apenas opciones Ginés Marín con la seria corrida de Fuente Ymbro
Por Andrés Amorós para ABC, tomado de internet
Comienza el segundo fin de semana de la Feria de Otoño con un cartel atractivo, centrado en la despedida de Madrid de El Cid, que el jueves ha recibido un homenaje en Las Ventas. El público madrileño le despide con el afecto que merece su honrada trayectoria. Hace una semana, Fuente Ymbro lidió aquí una buena novillada. Los toros de esta tarde, desiguales de presentación, no dan el juego esperado y el festejo es bastante gris. Solo El Cid da una cariñosa vuelta al ruedo. En Sevilla, su despedida tuvo un feliz resultado. Esta mañana, en ABC, Ignacio Ruiz Quintano, uno de sus más fieles seguidores, le dedica una brillante columna, en la que señala como clave la pureza, en su toreo y en sus toros (camadas enteras de Victorinos, por ejemplo).
Pese a varios percances, Emilio de Justo está desarrollando una campaña realmente meritoria, con toreo clásico y entrega; hace poco, triunfó matando nada menos que seis Victorinos, en Dax. Lesionado de salida el segundo, el sobrero de Manuel Blázquez (encaste Murube) flojea pero va a más. El comienzo, muy firme, ya levanta un olé, que se continúa en los derechazos clásicos, con sabor; por la izquierda, el toro embiste deslucido, a media altura; acierta al concluir con naturales de frente, uno a uno. Solo a la tercera se vuelca, con la espada. Mansea el quinto; le valoran la lidia, con el capote; en banderillas, «traga» mucho Morenito de Arles. Sin dudarle, Emilio se pone en el sitio, le saca buenos muletazos, aguantando. El toro prueba, la faena tiene mérito. Entra a matar con decisión pero la espada cae baja.
Ginés Marín es uno de los toreros jóvenes con más capacidad. Puede llegar todavía a mucho más. El tercero mansea pero derriba; embiste con sosería y la faena no remonta. Mata «a capón», con la mano floja, a la tercera. «Nada entre dos platos», decía Arniches. Como el último embiste «ni fu ni fa», recurre a las chicuelinas. Brinda a El Cid. Le saca algunos muletazos a un toro que flaquea pero todo queda a medias.
Doble saludo
Nada menos que dos veces le hacen salir a saludar al Cid, al concluir el paseíllo. El primero sale embistiendo con nobleza, justo de fuerzas, y eso le permite lancear lento y templado (igual que en Sevilla, hace una semana). Brinda el primero al público y, enseguida, se echa la muleta a la izquierda. El toro es noble pero soso. Algunos naturales tienen aroma y sabor clásicos pero la faena es desigual. Lo mata pronto, no bien. El cuarto «Gritador» sale abanto, se emplaza en chiqueros y, para colmo, se da una vuelta de campana, queda con las fuerzas justas. Aguanta bien Lipi, con los palos. También lo brinda al público. Una vez más, la zurda de El Cid dibuja muletazos lentos, con torería. También templa bien con la derecha pero la caída del toro lo desluce. Y esta vez, que no ha podido cuajar faena, sí acierta en una estocada de rápido efecto. Sentencia mi vecino: «Con esa estocada, ¡cuántas veces hubiera abierto esta Puerta Grande!» Tiene razón. En la vuelta al ruedo, recibe todo el afecto de la afición madrileña, sólo aparentemente arisca. Como dice Julián en «La verbena de la Paloma», «también la gente del pueblo tiene su corazoncito». Y ese corazoncito se ha emocionado hoy despidiendo a un torero íntegro, de verdad, que se llama Manuel Jesús «El Cid». Todo se resume en la pancarta que el Siete, con acierto, ha desplegado: «El Cid, torero de Madrid: gracias».
FICHA
MONUMENTAL DE LAS VENTAS. Viernes, 4 de septiembre de 2019. Cuarta corrida. 19.535 espectadores, Toros de Fuente Ymbro, de desigual presentación y pobre juego en general; un sobrero de Manuel Blázquez (2º bis), manejable.
EL CID, de malva y oro. Estocada atravesada (silencio). En el cuarto, estocada (vuelta al ruedo). Al finalizar el festejo, le sacan a hombros por la puerta de cuadrillas.
EMILIO DE JUSTO, de tabaco y oro. Dos pinchazos y estocada. Aviso (silencio). En el quinto, estocada caída y dos descabellos (saludos).
GINÉS MARÍN, de grosella y oro. Dos pinchazos y estocada (silencio). En el sexto, pinchazo y estocada (palmas).