Arbeláez: Pardo y Libardo a hombros

Un notable encierro de Juan Bernardo Caicedo permitió el triunfo de Cristóbal Pardo y Manuel Libardo, ambos cortaron dos orejas a uno de los toros de su lote. Dos toros de vuelta al ruedo en el arrastre. Juan Rafael Restrepo completó la terna.

Fotos y texto Rodrigo Urrego B.

fotos en http://bit.ly/2JXgbwq

Libardo y Gladiador, un duelo de plaza de primera


Si Gladiador, el segundo toro de Juan Bernardo Caicedo en la corrida de Arbeláez (Cundinamarca) hubiera salido en una plaza de toros de primera categoría, otra hubiera sido la huella de su historia. Y si Manuel Libardo lo hubiera lidiado en una de las grandes ferias probablemente otro sería su presente.


Fue el gran duelo de la corrida de este 18 de agosto. El toro de Juan Bernardo Caicedo, serio para la plaza, llegó con muchas incógnitas a la muleta pues en el capote se defendió. Gladiador no era un toro fácil. Por el contrario. Sacó una casta difícil de dominar, un ímpetu de fiera indomable, y unas ganas de echarse a los lomos al torero si éste no le hacía las cosas bien, como Manuel Libardo se las hizo.


El torero de Ubaté apenas probó las embestidas del toro en una serie de doblones y se fue a la mitad del ruedo a torearlo en redondo. Le dio distancia, le presentó la muleta por delante y luego le bajó la mano y Gladiador lo sintió. Nunca pudo alcanzar la tela del torero pero eso no fue excusa. Su bravura lo llevó a seguir sin renunciar, como tampoco renunció el torero a pesar de que la casta del toro no era fácil de dominar. Dos orejas y vuelta al ruedo al toro.


Pero el público de Arbeláez no se entregó con Gladiador como este lo merecía. En cambio se dejó seducir más por el cuarto, un bello toro jabonero que embistió con tanta nobleza que más que bravo parecía tierno. Cristóbal Pardo lo aprovechó para armarle un auténtico festín. Primero hizo lo correcto con el toreo en redondo, templado con la diestra y al natural, y cuando vio que los deberes estaban cumplidos dio espacio a muletazos mirando al tendido, circulares, y desplantes sin espada y muleta.

El público pidió el indulto aún cuando el toro, cansado de su nobleza, ya estaba refugiado en las tablas. El hijo del ganadero hubiera podido subirse al carro del triunfo fácil pero desde el callejón pidió el sacrificio del toro. Cristóbal, de estocada desprendida pero efectiva, lo tiró a la arena antes de dar la vuelta al ruedo con las dos orejas y en compañía de los ganaderos.


Pardo había encendido la tarde con un toro muy terciado que para completar se partió el pitón derecho. Pese a ello fue el toro de mayor calidad en sus embestidas. Y Libardo cerró su actuación con un burraco sin entrega y que embistió descoordinado.


El rejoneador Juan Rafael Restrepo completó la terna ante dos toros noblotes y que se la pusieron fácil. El bogotano puso muchas banderillas, estuvo muy acompañado por los auxiliadores, y a su labor le faltó más toreo que banderillas. A sus dos toros los pasaportó el sobresaliente Gitanillo de América.

Arbeláez (Cundinamarca)
Domingo 18 de agosto
Casi lleno
Toros de Juan Bernardo Caicedo

Cristóbal Pardo: vuelta al ruedo y dos orejas
Manuel Libardo: Dos orejas y silencio
Juan Rafael Restrepo: silencio y pitos

Segundo y cuarto fueron premiados con la vuelta al ruedo. Providencial quite de José Calvo a Gitanillo de América en la lidia del tercero.

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