Joaquín Galdós corta tres orejas en Acho

Con información de EFE, tomada de internet

Foto paseillo.pe

Joaquín Galdós ha sido el triunfador de la primera corrida de toros de la Feria del Señor de los Milagros, al cortar tres orejas y salir a hombros de la plaza de Acho, ante un encierro terciado de Daniel Ruiz, mal presentado, justo de fuerzas y de juego variado. Andrés Roca Rey cortó una oreja del segundo mientras que Enrique Ponce se fue de vació al enfrentar el peor lote.

Joaquín Galdos lució la calidad de su toreo durante toda la tarde, teniendo en el temple a su mayor aliado. Al tercero, que tenía el defecto de no humillar, supo llevarlo a media altura en los lances iniciales, para luego bajarle la mano y torearlo con lentitud por el pitón izquierdo que era el más viable y generoso. La clave de la faena fue el temple, empleado a la distancia precisa para que el toro nunca le toque la muleta ni pierda el celo por coger. Faena corta y precisa que rubricó con una estocada entera, desprendida, pero de rápido efecto. Cortó una oreja y el juez le negó la segunda que merecía por su buena labor.

Al sexto, el mejor del encierro, lo recibió a porta gayola, para luego fijarlo a la verónica en los que fueron los lances más finos de la tarde. Galdós lució con muletazos de tanteo con la rodilla en tierra para luego llevarlo templado por derechazos, dándole tiempo y distancia entre cada serie para no agobiarlo. Con circulares y otros adornos, conquistó a los tendidos, rematando con pases a pies juntos que ya son sello distintivo de su joven tauromaquia. La profundidad de su toreo hizo vibrar de emoción a la plaza que rápidamente volcó con él. Con una estocada en lo alto y hasta la bola, cortó a ley las dos orejas que le permitieron abrir la puerta grande de Acho.

Roca Rey recibió una oreja del segundo, que también fue protestado de salida, al que supo dejar a su aire para no contrariarlo. Faena en que primó el lucimiento sobre el poder, pero que caló en el graderío rápidamente. Aprovechó la prontitud del astado y el buen pitón derecho. Mató de una estocada caída pero de rápido efecto, consiguiendo una oreja que el público pidió con insistencia.

Roca Rey tenía el triunfo con el quinto, al que toreó aprovechando la movilidad inicial, con muletazos a distancia para luego meterse entre los pitones para sacar muletazos de buena factura ante un público entregado. Pinchó dos veces y perdió los trofeos.

Enrique Ponce brilló con el que abrió plaza, un toro  débil y protestón, que acudía sin humillar. El valenciano supo comprender las embestidas y manejar los tiempos para convencerlo de repetir, logrando buenas series por el pitón derecho que encendieron los tendidos. Inventó una faena a un toro que no ofrecía nada.  Mató de media estocada en todo lo alto, pero el público, muy frío, no supo corresponder a su labor, precisando que media estocada no es demérito siempre que esté bien dirigida. El cuarto era muy débil de remos. Rodó varias veces haciendo intrascendente todo cuanto intentó.

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