Juan de Castilla, a hombros se despide el novillero

El antioqueño cortó tres orejas e inauguró la puerta grande en la feria de Manizales 2016. El venezolano Jesús Enrique Colombo cortó la otra oreja del festejo.


Rodrigo Urrego B.

Imágenes

Juan de Castilla vino apenas a debutar en una novillada de Feria de Manizales a poco más de un mes de su alternativa en Medellín, donde deberá graduarse de matador. Lo hizo con casi cinco años de estarse vistiendo de luces, y con el bagaje propio de quien ha hecho el paseíllo en la Maestranza de Sevilla, quien ha representado al país en el zapato dorado de Arnedo, de haberse encerrado con seis novillos en Medellín, o de quien sabe lo que es cortar una oreja en Madrid, y haber hecho hasta tres paseíllos en el mundial sub 20 que suponen las novilladas de la feria de San Isidro.

A Manizales, Juan de Castilla vino, pero a despedirse de novillero. Para muchos podría tratarse de un trámite, pero abrir la feria de Manizales era una responsabilidad para el antioqueño, pues precisamente tendría que dar la imagen de que se estaba en presencia de un matador.

Y no falló. Pues esa fue la imagen que dio en una tarde que saldó con contundencia, con la complicidad del palco presidencial. Su capote fue el mejor de la tarde, y en la muleta combinó ambición y capacidad, y a ratos le agregó creatividad, como en la larga cambiada de rodillas con que finalizó su saludo de capote en el primero, o el farol de rodillas con la muleta en el cuarto del festejo.

Por momentos, De Castilla se veía toreando como quien domina su oficio a la perfección. Incluso parecía ni despeinarse. Se le veía fácil ante los de Paispamba, y quizás esa impresión no generaba grandes emociones. Con la espada estuvo impecable, y arriesgado. La estocada al cuarto fue en la suerte de recibir. El palco le concedió dos orejas en el primero, y una del cuarto. Triunfo contundente para marcharse a hombros, en su despedida de novillero.

Jesús Enrique Colombo alcanzó a acariciar la puerta grande. Si se midieran los decibeles de las ovaciones, el venezolano, probablemente, hubiera sido el triunfador de la tarde. Emocionó al público con facilidad, con el capote, las banderillas y la muleta. Dominó las suertes ante un lote colaborador, aunque nada fácil. El sexto lo cogió de fea manera a la altura del vientre, precisamente cuando más descarado andaba el torero con el toro. En su primero cortó una oreja, y el público insistió en la segunda. La espada lo traicionó en su segunda, y desperdició una oreja que había asegurado con dos pinchazos.

Del buen encierro de Paispamba, Andrés Manrique se llevó el peor lote. Sus dos novillos desarrollaron dificultades para amargarle la tarde, y sus complicaciones puede que pudieran ser mejor resueltas. El novillero bogotano quiso imponer su toreo, por chispazos lo consiguió. Pero fueron más los momentos en los que sus oponentes hacían de las suyas. Eso sí, nunca renunció ni volteó la cara. Lo ovacionaron a su salida de la plaza.

Manizales, plaza de toros Monumental
Lunes 2 de enero de 2017
Novillada feria de Manizales
Novillos de Paispamba
Juan de Castilla: dos orejas y oreja
Andrés Manrique: silencio y un aviso
Jesús Enrique Colombo: una oreja y ovación 

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