Juli, Bolívar y Roca Rey embriagan de toreo a la Santamaría

Seis orejas se cortaron en la primera corrida de la temporada 2019 y los tres toreros se marcharon en hombros y por la puerta grande tras imponerse a un encierro de Juan Bernardo Caicedo.

Por Rodrigo Urrego B.

Imágenes en http://bit.ly/2Bve5Pr

No hicieron falta las botas para que la afición bogotana, que llenó los tendidos de la Santamaría hasta las banderas, se emborrachara, pero de buen toreo. No hizo falta el vino fino, el jerez, ni el brandy ni la manzanilla. El Juli, Luis Bolívar y Roca Rey fueron los protagonistas de la receta de una tarde de seis orejas y en las que el público se llenó la boca con los olés que le arrancaron los toreros, cada vez que burlaron las embestidas de seis toros de Juan Bernardo Caicedo a los que les faltó casta, el principal ingrediente del toreo.


La medida arbitraria del alcalde de Bogotá, de prohibir el ingreso de las tradicionales botas con los que los aficionados brindan y saborean las buenas faenas, quedó pronto en el olvido.


El primero en embriagar a los aficionados fue Roca Rey con el tercero de la tarde. Toro que por su poca bravura apenas fue castigado con un picotazo, y pese a ello se fue a tablas renunciando a la pelea.

Allí se fue el torero peruano para pasárselo lo más cerca del cuerpo, por delante, por la espalda cuando la razón indicaba lo contrario, mirando al tendido, una y otra vez, hasta enloquecer a la plaza. Cortó dos orejas con las que puso los nieveles de euforia muy arriba en la cabeza de los aficionados.
El Juli, que pasó inadvertido en el primero de la tarde que no llegó a ser aperitivo porque ni tuvo casta ni tuvo fuerza para moverse. Pero como quien no se deja ganar la pelea, brindó una faena de excelsa calidad en el cuarto, un toro de aspecto muy juvenil pero que embistió con mucha dulzura. El Juli también le dijo al público que es capaz de pasarse a los toros por la espalda, pero también de torear al natural con una suavidad asombrosa, conduciendo la muleta apenas con la yema de los dedos y con suma lentitud. El público ya parecía ebrio y la presidencia se sumó al efecto con las dos orejas.


A Luis Bolívar le tocó los dos tragos más amargos de la tarde, o por lo menos los más difíciles de saborear. El segundo de la tarde embistió con casta pero esta le duró poco. Persiguió la muleta con fiereza por el pitón derecho, con el izquierdo quería quitársela con los pitones y deslució la faena del torero. El colombiano le plantó pelea y tras una estocada baja cortó una oreja, protestada por parte del público. Bolívar la recogió y la escondió antes de dar a vueta al ruedo muy serio. El quinto toro fue de esos que pueden dejar un enorme guayabo, pero del maluco y con muchos dolores de cabeza, como los que les hizo pasar a los banderilleros. Bolívar, con sobrado oficio, supo darle la cara y sacarle partido, en una faena que no fue entendida por un sector que tomó partido por el toro. Sin embargo se impuso la mayoría que lo premió con una oreja. De nuevo, las protestas, Bolívar que arrojó la oreja y dio la vuelta al ruedo. Los tres toreros se marcharon en hombros tras cortar seis orejas, y el público no necesitó de botas para embriagarse de toreo.

Ficha
Bogotá, Plaza de toros de Santamaría
Domingo 10 de febrero
Lleno

Toros de Juan Bernardo Caicedo. Pitados en el arrastre salvo segundo y quinto.
El Juli: silencio y dos orejas
Luis Bolívar: Oreja protestada y oreja protestada
Roca Rey: dos orejas y silencio

Los tres toreros salieron a hombros.

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