Medellín: Castella y una encerrona cuesta arriba

El francés se encerró en solitario ante seis toros y cortó una oreja del cuarto y otra del quinto. Aún sin orejas, el público fue a sacarlo a hombros de la plaza.

Por Rodrigo Urrego B.

Fotos Diego Caballero y Rodrigo Urrego
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Apenas era el primer toro de la tarde y a la segunda serie con la muleta, Sebastián Castella ya tenía el público parado de sus asientos. En la siguiente, el torero francés volvió a emocionarlos tanto que en los tendidos se empezaban a hacer cuentas de las orejas que cortaría en su encerrona en el ruedo de La Macarena de Medellín. Se daba por hecho que cortaría las dos del primero de los seis toros, y si así era el comienzo, todos apostaban porque dos horas y media después sería la apoteosis.

Dos horas y media después Castella solo tenía dos orejas en su esportón, una del cuarto, otra del quinto. No quería salir a hombros. Pero algunos que se habían tirado del tendido lo levantaron. Salía victorioso de su encerrona, pero no fue una tarde fácil. Tuvo que imponerse ante muchas adversidades.

Si no cortó las dos orejas del primero, de la ganadería Santa Bárbara, fue porque el puntillero falló dos veces. El segundo, de Achury Viejo, fue devuelto por que se cayó dos veces como si fuera un borracho, cuando lo devolvieron jamás se volvió a caer y embistió con mucha calidad. El reemplazo, de Ernesto Gutiérrez, no tenía un solo pase, Castella se los inventó, largos y lentos. La estocada tardó mucho, y no se valoró una seria faena.

El tercero, de Ernesto Gutiérrez, no tuvo entrega, embestía aburrido y Castella se exigió en extremo para emocionar al público. La faena fue a menos, después de un desarme. En esa primera parte, a Castella se le vio particularmente ansioso. No paró de dar instrucciones a su cuadrilla, a la banda de músicos, ordenó cerrar el techo corredizo de la plaza, aun cuando no llovía, y se encaró con un aficionado al que le dedicó una mirada fría y penetrante, y le pidió callar con el dedo índice sobre los labios.

Prueba de que lo parecía una tarde para una ‘goleada’ histórica, se convirtió en una tarde de angustias, pero también de remontada. Esta comenzó con el cuarto, de Achury Viejo, que se arrancó de largo al caballo de Luis Viloria y peleó con mucha bravura. Raza y temperamento tuvo el toro en su enfrentamiento con Castella, el torero lo supo dominar con su muleta, por ambos pitones, y emocionó a la plaza cuando las distancias entre los pitones del toro y el cuerpo del torero se reducían. Hubo parte del público que se puso en favor del toro, que fue premiado con la vuelta al ruedo, mientras Castella paseaba una, porque el toro tardó en doblar.

Al quinto, del hierro de Santa Bárbara, Castella le arrancó la segunda oreja de la tarde, la que le daba la salida a hombros, con una fórmula similar a la del resto de la tarde. Y no fue una faena completa, pero que por lo menos libraba al torero y al público de la presión de la segunda oreja, para que se abriera la puerta grande. A la espera de que el sexto, de Ernesto Gutiérrez, fuera el que dejara disfrutar. Pero el toro terminó en los dos soberbios puyazos de Clovis Velásquez, despedido en clamorosa ovación. El toro no tuvo raza, el que sí la tuvo fue el matador en los seis toros, más allá de aciertos y equivocaciones, salió a imponerse ante sus seis toros. Castella finalmente se fue a hombros de su encerrona, si se hubiera negado, se hubiera perdido de la emocionante imagen del público arropándolo en su triunfal salida. Una imagen que pagó la tarde.

Medellín, plaza de toros La Macarena
Sábado 11 de febrero de 2017
Toros de Achury Viejo (4°, arrastre en vuelta al ruedo), Ernesto Gutiérrez (2° bis, 3°, y 6°), y Santa Bárbara (1° y 5°)

Castella: saludo, silencio, aviso, oreja, oreja, y aviso. 

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