Paispamba y una novillada con toda la barba

Un encierro de verdad, por dentro y por fuera. Bonito y bueno. Parejo, hasta rayar en la excelencia. Una novillada con barba, premio a una afición que disfruta y exige. Una tarde para guardar.

Por Víctor Diusabá Rojas para La Patria, tomado de internet


Así haya sido levantada desde una sola orilla. Porque así como abundaron la bravura y la nobleza; las caras ofensivas y la prontitud; la fijeza y la duración (esa que marca diferencias), faltaron manos para administrar esa bonanza que poca veces pasa por los ruedos. Por los ruedos de aquí y de allá, valga decir.


Y aunque siempre hay que dar tiempo a que los procesos cumplan sus etapas, hubo, la verdad, mucha tela de donde cortar para cocer en el fogón unas buenas obras hechas a mano limpia. Pero no sucedió, con alguna excepción.


Pero ese no pasa de ser un lamento, cuando el corazón dicta otros sentimientos. Por ejemplo, el de dar las gracias a ese segundo de la tarde que hizo todo bien, sin mácula alguna, en cada uno de los tercios.

Un ejemplar para hacer un escándalo de esos buenos que dan los toros buenos. Anduvo presto siempre y no hizo más que poner todo lo suyo a disposición de Andrés Bedoya, quién procuró acertar no siempre con suerte.


Valió tanto otro,.el sexto. Más hecho y con esa cualidad no solo de ir tras los engaños sino de trascender. Juan Sebastián Hernández tuvo por momentos el timón en las manos, pero al final mandó el que tenía que mandar.
Quizás el novillo que mayor eco encontró fue aquel tercero, con el que el mismo Juan Sebastián pudo mostrar esas cualidades que permiten ilusionarnos con él. Fue ese el momento más torero del festejo.


No sé quedan por fuera de la foto ni el cuarto – el más exigente de los seis – y al que Gitanillo intentó convencer por arriba cuando de pronto era por abajo. Ni tampoco el castaño quinto aquel,.al que bien le podía haber ido el mote de ‘Cohiba’, que sin tener el gas de sus hermanos, tuvo arrestos para ir tras los cites de Bedoya.


La excepción, el primero, que pasó de la claridad en el capote a las sombras de las tablas, a donde eligió irse a vivir.


En fin, una novillada capaz de traer la alegría y la luz a la Feria. Y, ojalá un buen presagio, desde el país de los vientos, ese mismo rincón del occidente donde pasta Paispamba, que tiene todo derecho hoy a izar su divisa, azul y grana.


Ficha del festejo
Novillada de la 64 Feria de Manizales 
Seis novillos de Paispamba, bravos y nobles, aplaudidos en el arrastre, a excepción del primero, que se rajó.
436, 442, 434, 450,416 y 438 kgrs
Gitanillo de América
Sangre de toro y oro
Saludo y silencio
Andrés Bedoya
Malva y plata
Palmas tras aviso y silencio luego de dos avisos
Juan Sebastián Hernández
Espuma de mar y oro
Petición y vuelta tras aviso, y silencio.
Detalles:
Casi tres cuartos de plaza. Sol, hasta el arrastre del quinto. Luego, lluvia.

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