Puentepiedra: Más avisos que pasodobles

Dos encastados novillos de Mondoñedo y un faenón al natural de José Luis Vega ante un noble ejemplar de Punta Umbría fue lo más destacado de la novillada de la temporada de Independencia. Dos novillos se fueron vivos al corral.

Texto y fotos Rodrigo Urrego

fotos en http://bit.ly/2JXgbwq

El poco público que asistió a la plaza de toros de Marruecos, en Puentepiedra (Cundinamarca), escuchó más avisos que pasodobles. Estos últimos premiaron tres faenas, una de cada uno de los novilleros, que habían llegado a esta especie de final de un ‘reality’ de selección, pero los avisos los castigaron con dureza y no hubo ningún ganador. Si los toreros mostraron algunas condiciones con capote y muleta, borraron todo con su falta de experiencia con los aceros, ante novillos de Mondoñedo, Punta Umbría y El Paraíso, que salvo los del hierro de Jerónimo Pimentel, ofrecieron condiciones para el triunfo.


El primer pasodoble fue para premiar un faenón de José Luis Vega ante un notable novillo de Puente Umbría. El fino torero bogotano emocionó los tendidos con un saludo por verónicas templadas y suaves, rematado con una media verónica para inspirar a cualquier pintor de carteles taurinos. Tras el puyazo, que el novillo aceptó sin emplearse demasiado, Vega prefirió la muleta en la mano izquierda y por ahí lo toreo con auténtica calidad. Sus naturales, además de lentos y largos, tuvieron personalidad. Pero esa gran faena se empañó por tres feos pinchazos.


Fue lo único rescatable de Vega porque con el cuarto, novillo con la divisa de El Paraíso, no encontró fórmulas para repetir lo del primero. Sin técnica ni soluciones ante el peor novillo del festejo, animal que desarrolló sentido y que no tenía un solo pase. En ambos novillos Vega escuchó un aviso.


En el capítulo ganadero hubo un novillo que se marchó inédito. Rosquetero, de Mondoñedo, lidiado en segundo lugar. Su pelea en el caballo fue ejemplar. Se arrancó de largo en dos puyazos y peleó en el peto con pujanza aunque con un solo pitón.


Dice el adagio que Dios nos libre de un toro bravo, y Mauricio Salas lo padeció. Apenas pudo entenderse con el de Mondoñedo en una serie, en la que el colorado embistió como quien quiere comerse la muleta. Pero de resto las dudas y una actitud ausente de valor hicieron que la faena deambulara sin emociones. Eso sí, lo mató de una gran estocada. Rosquetero se fue al desolladero con las orejas que había puesto a disposición quizás para un torero más experimentado.


Salas se desquitó con Extremeño, de Punta Umbría, lidiado en quinto lugar. Un ejemplar que fue poco castigado porque adolecía de fuerza y que tras su encuentro con el peto se revolvía pronto. El novillero de Manizales tuvo mayor disposición y entrega. Técnicamente se cruzó más al pitón contrario y la recompensa fueron tres series de buen toreo que emocionaron los tendidos y arrancaron a la banda a tocar el segundo pasodoble de la tarde. La pena para el torero y el ganadero fue que el novillo se rajó. Salas lo mató al encuentro pero el animal se tragó la espada. Después un feo pasaje con el descabello que tuvo como consecuencia que el torero escuchara los tres avisos.


Pero al primero que se le había ido vivo un toro al corral fue a Mateo Gómez con el tercero, al que toreó muy bien con el capote. Un manso de El Paraíso que desde el comienzo de la faena de muleta prefirió las tablas por lo que fue infructuoso el intento del torero de sacarlo de ese refugio. Allí, en los terrenos que el toreo había elegido, le pegó mantazos por ambos pitones, precisamente lo que el novillo merecía. Y con la espada fue otro capítulo desagradable hasta que sonaron los tres avisos.


Para fortuna de Mateo Gómez, el sexto, de Mondoñedo, era un novillo encastado y que pedía pelea. Eso fue lo que le plantó el torero bogotano en cuatro series muy emotivas que fueron acompañadas con la música. La espada de nuevo le jugó una mala pasada y le privó del triunfo, ya que su faena había sido la que más calentó los tendidos.


La novillada había comenzado con un justo reconocimiento a los médicos que 15 días atrás le salvaron la vida a Moreno Muñoz, y con el brindis del primer toro de José Luis Vega a los empresarios de la temporada de Independencia que a pesar de que sabían que la novillada podría ser un duro golpe en la taquilla, como así lo fue, tiraron de responsabilidad taurina para abrir espacio a los novilleros, una profesión que parece en vías de extinción.

Ficha:
Puentepiedra (Cundinamarca)
Plaza de toros Marruecos
Sábado 24 de agosto de 2019
Un tercio de entrada

Novillos de Mondoñedo (2° y 6°), Punta Umbría (1° y 5°) y El Paraíso (3° y 4°).
José Luis Vega: aviso y aviso
Mauricio Salas: silencio y tres avisos
Mateo Gómez: tres avisos y silencio

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