Pinar y Lorenzo triunfan en el festival de Puente Piedra

El torero español Rubén Pinar logró cortar las dos orejas en el festival celebrado en la plaza de ‘Marruecos’ de Puente Piedra. Álvaro Lorenzo cortó la otra oreja de la tarde.
Los novillos de la ganadería de Altagracia ubicada en tierras cundinamarquesas de Villapinzón, dieron opción de triunfo a casi todos los alternantes. También el novillo, lidiado para rejones, de la ganadería de Santa Hermosa y que mereció la vuelta al ruedo.


Pinar y Lorenzo hacen asomar los pañuelos.

Los dos toreros españoles fueron los únicos que hicieron que los aficionados se olvidaran del frio, propio de la sabana por esta época del año, y sacaran sus manos de los bolsillos para agitarlas con un pañuelo en busca de que el presidente sacara el suyo.


Primero Rubén Pinar, que supo entender las buenas y bravas embestidas de su novillo desde el inicio. Su capote, especialmente por verónicas en un quite tras el buen puyazo de su picador Clovis Velásquez, y luego su muleta citando desde lejos para ligar muchos muletazos con ambas manos en los que hubo ritmo y profundidad, lograron poner a todos de acuerdo. La estocada de efectos rápidos hizo que los aficionados, por primera vez en la tarde, se decidieran a sacar sus pañuelos. El presidente sacó dos.


Álvaro Lorenzo se llevó el otro premio de la tarde. Todo lo que hizo el toledano siguió el guion de la suavidad y del temple. Pero sobre esas condiciones primó la profundidad, sobre todo con la mano izquierda y gracias a la embestida más entregada, por momentos, del novillo por ese lado. Antes, su capote también supo de suavidad y profundidad. Mato de media estocada y el presidente sacó su pañuelo.
Solo hasta la muerte del quinto novillo, el de Rubén Pinar, los aficionados se decidieron a pedir las orejas. Y no porque hasta entonces no se sumaran méritos, ni los suficientes olés que hacían presagiar premios. Pero tras las estocadas, el frio de la tarde pareció contagiar al público y también al presidente.


Por eso, Eduardo Gallo solo escuchó palmas tras una faena en la que supo dar tiempos precisos y distancias a uno de los buenos novillos de la tarde. Con torería y trazo largo, especialmente con su mano derecha, hizo sonar la música y fue el primero en hacer elevar los decibeles de la tarde. La estocada, de efectos tardíos, los bajo.


José Luis Robayo mereció más que la ovación que saludó. Con paciencia y con valor fue metiendo al de Altagracia en su muleta. Primero con muletazos de uno en uno y luego logrando la virtud de la ligazón en un novillo que en principio se resistió a seguir con claridad las telas. Mató pronto y bien, pero muy rápidamente los olés quedaron en el olvido.


Víctor Puerto, con el segundo novillo de la tarde, lució por verónicas y chicuelinas. Poco más pudo hacer el torero español ante un novillo que no le ofreció demasiadas opciones y al que pasaportó de manera rápida.


El prólogo del festival fue a Caballo. El rejoneador José Gómez logró la cima de su actuación cuando despojó de la cabezada a su caballo para ir en busca del novillo y clavar banderillas en lo alto. Hasta dos veces lo logró. El final de su labor no fue tan acertada y el público tomó partida por el buen novillo de Santa Hermosa al que le dieron la vuelta al ruedo.

El empresario de la temporada de Puente Piedra y matador de toros Ángel Cediel lidió el último novillo del festival. Su actuación tuvo detalles que fueron premiados con una oreja y que sirvió para que los aficionados agradecieran al empresario que no dejó a Bogotá sin toros.

FICHA DEL FESTIVALSeis novillos de Altagracia y uno de Santa Rosa para el rejoneador y al que se le dio la vuelta al ruedo. Ovacionado el novillo corrido en quinto lugar.José Gómez (Rej) PitosVíctor Puerto: SilencioEduardo Gallo: PalmasJosé Luis Robayo: SaludoRubén Pinar: Dos orejasÁlvaro Lorenzo: OrejaÁngel Cediel: Oreja

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