Triunfal cincuentenario de La Pradera de Sogamoso

Cinco orejas se cortaron en la corrida que celebró los cincuenta años de La Pradera. La espada restó alguna más al saldo final, al que contribuyó una buena corrida de Juan Bernardo Caicedo.

 

Texto y fotos Diego Caballero

Los toros de Juan Bernardo Caicedo fueron el mejor regalo a una plaza que llegó al medio siglo. Los seis toros (en menor medida el quinto,  que entró en el lote de Ritter) ofrecieron el triunfó.

Antes de que saliera el primer toro, ya se podía hablar de buenas noticias. La afición de Sogamoso volvió a su plaza,  que no se llenó, pero si registró una gran entrada que respondió al esfuerzo de la empresa Minotauro que ha luchado ya tres temporadas, para que esta plaza no se fuera a un abismo al que parecía condenada.

Ramsés fue el encargado de abrir la tarde conmemorativa. Lo hizo ante un toro jabonero que embistió bien cuando no le pidieron mayores exigencias y con el que el torero bogotano lució especialmente con su mano derecha y en los pases de pecho. Cortó una oreja.

A su segundo toro,  de gran calidad,  le instrumentó innumerables pases que sumaron en los olés de la tarde y en los gritos del tendido desde donde pedían a gritos el indulto para el toro. Para el palco no lo fue, no lo era, pero el público quería fiesta. Tras un pinchazo y una estocada, el mismo presidente se alejó del rigor y concedió las dos orejas.

El segundo toro de la tarde se adueñó de la atención de los tendidos desde su misma salida cuando rompió tablas, luego,  cuando embistió con codicia al capote de Sebastián Ritter, también en una buena pelea con el caballo de Rafael Torres y tras cazar a Wilson Chaparro tras un buen par de banderillas. Cuando Ritter brindó al público, la tensión era máxima, tanto en los tendidos como en el callejón.  El toro imponía y Ritter se impuso cuando se supo doblar con él, llegaron dos tandas con la mano derecha que pusieron todo arriba. El toro respondió bravo y con largura por los dos pitones, mientras la muleta por abajo le indicó ese camino. Luego, el guion de la faena cambio y dio paso a las cercanías. Su espada, se llevó el premio al acto más vibrante de la fiesta cincuentenaria de la plaza.

Su segundo presentó más complicaciones y Ritter resolvió por momentos, pero su espada nuevamente se alejó del guion de la tarde.

Luis Miguel Castrillón tuvo el mérito de remontar una tarde, la suya, que parecía perder. Escuchó los tres avisos en su primer toro, aunque este cayera en el nota final del último aviso. Pero salió el sexto y desde el capote mostró la actitud que mantuvo durante toda la faena y que tuvo un buen colofón con la espada que pusó en sus manos las dos orejas. Antes de usar su espada,  Castrillón supo imponer sus formas, sobre todo al torear con la mano derecha cuando la plaza ya estaba presa de la emoción del cincuentenario. Luis Miguel recibió las dos orejas en medio de fuegos artificiales y de las emociones propias de una tarde triunfal y que él había sabido cerrar. Mostró su buen toreo a la verónica, tanto en el primero en el que su espada alejó el premio, como con el toro al que le cortó las dos orejas.

La salida a hombros de Ramsés y Castrillón, fue la foto final para guardar en el recuerdo del cincuentenario de La Pradera. Antes, la afición de Sogamoso llenando cerca de  los tres cuartos de su plaza, fueron el motivo para pensar que esta plaza puede seguir cumpliendo años.

Ficha

Sogamoso

20 de julio 2018

Tres cuarto de plaza

Toros de Juan Bernardo Caicedo. Bien presentado y de buen juego

Ramsés (grana y oro) una oreja y dos orejas

Luis Miguel Castrillón (azul marino y oro) tres avisos y dos orejas

Sebastián Ritter (azul celeste y oro)  sil. y sil.

 

Fotos en https://bit.ly/2A5j8bo 

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