Cali: Padilla, una despedida pasada por agua
Juan José Padilla dio la única vuelta al ruedo en la primera tarde de nuestra Feria Taurina de Cali 60 años. Se lidiaron toros de Paispamba, Fuentelapeña y el español alternó con el colombiano Sebastián Ritter y el venezolano Jesús Enrique Colombo.
Por Rodrigo Urrego
Juan José Padilla dio su primera vuelta al ruedo desde que anunció su temporada del adiós de los ruedos. Él, un ciclón jerezano que fue arrollado por cientos de toros en decenas de plazas de toros, el del rostro que más evoca la tragedia del toreo, el que sobrevivió a las más aterradoras cornadas, el que se levantó en rebeldía contra el destino que siempre se la puso muy dura. Con las corridas duras se hizo millonario. Y con las cicatrices de las cornadas pudo vivir desde hace unas navidades como figura del toreo. Nadie como el torero que quedó condenado a llevar un parche en uno de sus ojos, tiene más merecido el descanso.
En Cañaveralejo, Padilla no solo inició su última temporada si no que dio la primera de por lo menos un centenar de vueltas al ruedo que le pronostica el calendario. Cali fue la única plaza colombiana que el jerezano conoció, por lo que la despedida se entendió por extendida al resto del país.
La dio en el primer toro, en el que tiró de la malicia propia de quien ha pasado por las duras y las maduras, ordenó comenzar la corrida cuando el presidente había ordenado esperar a que amainara el aguacero. Con agua comenzó la feria. Como terminó la feria del año anterior.
Se libró Padilla de poner banderillas a Distinguido de Fuentelapeña, primero de la tarde, pese a que el público que se guarecía en las gradas techadas se lo pedía a gritos. Trató de reconciliarse con pases de rodillas; pasó más tiempo agarrando el costillar y haciendo desplantes de rodillas desafiantes, y uno que otro muletazo que no fue suficiente para satisfacer los paladares más depurados.
Con el cuarto dio hasta cuatro largas cambiadas de rodillas con el capote. En este sí no se escapó de las banderillas y cumplió a secas, pero de lo que sí se libró fue de un susto con la muleta, cuando quedó a disposición de los cuernos del toro. Alardeó de nuevo de rodillas, pero esta vez se contuvo y saludó desde el tercio con rapidez, como quien se apura para que no lo agarre el chaparrón.
Sebastián Ritter, el colombiano del cartel, brindó la primera de sus faenas precisamente a Padilla y salió como muchas veces se le vio al ciclón de Jerez. Con el traje de luces roto. Se llevó una fea voltereta cuando trataba de entenderse con un toro de Paispamba que no perdonó un mal paso y embistió con intenciones de travesarle el muslo al torero. El milagro de la tarde fue que apenas destrozó la taleguilla. Pese al susto Ritter siguió muy cerca de los pitones.
Dicen que no hay quinto malo, pero Ritter le tocó sufrir la excepción de la regla. El titular fue devuelto, y el sobrero que lo sustituyó no regaló una sola embestida. Sonaron tres avisos.
Debutaba como matador de toros el venezolano Jesús Enrique Colombo. En su primer turno se enfrentó a Trueno, de Paispamba, toro que le hizo honor a la tarde. Inicio su faena de muleta apoyado sobre las tablas, pero lo que parecía terminar en triunfo se empantanó. Con el que cerró la tarde, Enamorado de Fuentelapeña, no hubo romance. Cañaveralejo tendrá que esperar a un torero del que se enamoró en su época de novillero.
Ficha
Cali, Plaza de Toros de Cañaveralejo.
26 de diciembre de 2017
Primera corrida.
Se lidiaron tres toros de Paispamba y tres de Fuentelapeña, uno de ellos como sobrero.
Juan José Padilla: vuelta al ruedo y saludo tras dos avisos.
Sebastián Ritter: silencio y palmas tras tres avisos.
Jesús Enrique Colombo: silencio y palmas.