Jerez: Padilla triunfa en la reaparición de Morante
Juan José Padilla se erigió, con tres orejas, en el gran protagonista de la tarde en la que reaparecía Morante de la Puebla.
Volvía Morante después de nueve meses que le ha durado su repentino adiós a los ruedos en El Puerto de Santa María. Y para su reaparición eligió también una tierra gaditana como Jerez de la Frontera, cuya plaza de toros registró un lleno de “no hay billetes” en la taquilla.
Nadie quería perdérselo. La reaparición de Morante y el adiós a su paisano, Juan José Padilla, que fue el que al final se llevó el gato al agua.
Se abrió de capote Padilla en el primero de la tarde. Ganando terreno y abrochando con una media apretada. Voluntarioso en banderillas, inició la faena de muleta con la derecha en la que el viento empezó ya a hacer acto de presencia. Y a molestar. El jerezano puso toda la carne en el asador pero el toro le aguantó apenas una tanda buena con la zocata.
Lo que vino después fue una sucesión de efectos especiales, en el que no faltaron circulares invertidos y demás parafernalia. Una estocada tendida sirvió para cortar una oreja.
A su segundo del lote lo banderilleó con más soltura. Se movió también con más este toro, así que Padilla lo muleteó de hinojos en la primera serie para acabar desglosando toda su tauromaquia, con más circulates invertidos y martinetes para caldear. Desplantes finales y dos orejas para él tras una estocada tendida y atravesada.
A Morante de la Puebla le molestó el viento con el capote en su primero, un borrego descastado que se paró y con el que genio sevillano abrevió al no tener materia prima.
Al quinto de la tarde Morante le enjaretó tres buenas verónicas. Y prácticamente ahí quedó la cosa porque el toro se paró. Fue éste “juanpedro” otro animal con la persiana bajada desde que se hizo presente por chiqueros.
El de la Puebla apenas pasó de los detalles en una labor sin emoción y en la que contó con un público muy cariñoso que anduvo “empujándole” y jaleándole cualquier muletazo suelto. Al final solo una tanda al hilo de tablas con la derecha tuvo su aquel. Dos pinchazos sin soltar y estocada entera.
El primero de Manzanares no se picó. Fue un encuentro casual y casi un simulacro inaceptable de suerte de varas. En cualquiera de los casos, el descastamiento salió a flote en la primera serie de muleta. Una birria con la que Manzanares componía la figura como en un ballet imaginario. Media caída y un descabello envío a su oponente al “edén” de los toros para olvidar.
El sexto era un “zapato”. No tenían trapío ni para una portátil. Apenas se picó y, aun quedando crudito, “el zapatito” desarrolló una embestida algo descompuesta, que, unida a su poca entidad, dio lugar a un trasteo ciertamente inoperante. Estocada y oreja.
FICHA DEL FESTEJO
Jerez de la Frontera (Cádiz), sábado 12 de mayo de 2018. 3ª de Feria. Lleno de ‘No hay billetes’.
Toros de Juan Pedro Domecq, muy pobres de pitones y de poco trapío, descastados y muy deslucidos.
Juan José Padilla, oreja y dos orejas.
José Antonio “Morante de la Puebla”, silencio y ovación tras aviso.
José María Manzanares, silencio y oreja.
Con información de EFE