Morenito y Fortes dejan huella en medio del temporal

Lo de Araúz de Robles resultó, aparte de manso, con violencia frente a la cual muchos hubieran preferido tomar el camino del medio.

Víctor Diusabá Rojas
Tomado de  La Patria
Fotos William Cortés

No así, Morenito de Aranda y Fortes. Autores los dos de una tarde en la que, en medio del temporal, sacaron lo mejor de su concepción artística y de su carácter de lidiadores para rescatar, en parte, lo que estaba condenado al fracaso por el pobre papel de la ganadería. Ahora bien, si sus estoques hubiesen funcionado, el saldo de la tarde era otro.
Los toros valieron poco y nada. El primero se dolió del castigo en el caballo y sacó violencia en el quite que intentó Fortes. Y en esa tónica se mantuvo: entre hachazos y embestidas descompuestas. Con Morenito de Aranda por encima de él, con mucha firmeza. Pinchazos.

Mejor condición tuvo el segundo, al menos de salida en el templado capote de Fortes. El toro de Araúz de Robles se vino abajo, mientras el torero, a punta de temple, lentitud y majestad, escribía una obra digna de otro tipo de rival. Faena de categoría. La espada en hueso negó al menos un trofeo para el malagueño, ovación.

Natural de Fortes, al que se le escapó la puerta grande por el manejo de su espada

El tercero prometió mansedumbre, y peligro excesivo, no más aparecer en el ruedo. Adrián de Torres lo vio caminar sin rumbo, ajeno a los cites, más bien en plan de oler la presa. Y rajarse, además. Meritoria voluntad del torero de Linares. Pinchazos.

Manos bajas y mucha tela con el capote de parte de Morenito de Aranda a la salida del cuarto. Luego de dos grandes pares de Iván García, el torero burgalés corrió la mano para buscar mandar sobre su enemigo, un toro sin mucha franqueza. Igual, Morenito no se arredró. Valor y decisión, siempre con torería. Pinchazos.

Morenito de Aranda con el toro que abrió la tarde.

Fortes logró, en parte, someter el genio que asomaba del quinto. Muleta planchada y extremo aguante hasta descubrir los secretos y la emoción que guardaba el de Araúz. Pinchazos y vuelta al ruedo.

El sexto se malogró recién saltó al ruedo. El sexto bis, del hierro Castillejo de Huebra, no humilló y tuvo poca fuerza. De Torres se marchó en blanco.

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