César Rincón: una imagen a propósito de un año más de su alternativa
La foto permaneció escondida en una caja donde el torero Héctor Jiménez guarda sus recuerdos. Ahí, por más de 40 años, se mantuvo hasta llegar a las manos del maestro César Rincón que la hizo pública ayer, justo un día antes de conmemorar 43 años de su alternativa en La Santamaría de Bogotá. En esta imagen a color, lo que era toda una novedad en los primeros días de 1977 cuando fue captada, aparecen los dos, entonces maletillas, en la ganadería San Diego, de Nicasio Cuellar, y en uno de los pocos tentaderos que por esos días se celebraban en Colombia.
Por Diego Caballero D.
Aquella tienta, en tierras de Chocontá, donde pastaban los toros de Cuellar, debió ser guiada por el maestro Luis Hernando Castro Ortega ‘Orteguita’, gran banderillero y con fama de hacedor de toreros, pues su sobrino, Jairo Antonio, ya era novillero con alguna fama en tierras españolas, después de haber aprendido de su mano las primeras lecciones de tauromaquia en el bogotano parque Bosque de San Carlos.
César Rincón, con saco de rayas y con 12 años en la foto, estaba a punto de ser fichado por Michel Parbot, director y cinematógrafo francés, en el parque Nacional de Bogotá, luego de haber decidido que la actividad de un niño torero en Colombia era buen material para un documental. La producción saldría al aire en la televisión francesa unos meses después, en julio, y en ella se mostró la cotidiana vida del pequeño Rincón, del que nadie imaginaba se convertiría en figura del toreo. Antes, el 29 de junio, César Rincón pisó, vestido de traje corto, por primera vez el ruedo de La Santamaría en un festejo en el que hubo de todo y que vale la pena recordar en este día importante para Rincón, en el que conmemora su alternativa, y para una plaza que parece ya lejana:
Para empezar, mariachis rasgaron guitarrones y cantó rancheras el bogotano Pedro Pérez, famoso por imitar a Pedro Infante, mientras gallos corajudos peleaban por su vida en la arena. Luego recitó poemas el Indio Rómulo, y remató la parte musical Olimpo Cárdenas para darle espacio a la parte seria.
Entonces, después de que una docena de tipos metieran una tarima, más inmensos bafles de sonido y cables al patio de cuadrillas, por ahí mismo se asomó el niño torero anunciado en esa tarde de “San Pedro”, como se publicitó el festejo por aquello de las fiestas que por esos mismos días se celebraban en el Tolima Grande: César Rincón vestido de traje negro y calado por un sombrero del mismo color y una pañoleta roja alrededor de su cuello, y dispuesto a enfrentar el primer becerro de su vida. Detrás de él, caminaría “Tarzán”, un tipo dedicado a la lucha libre y hombre del ambiente taurino de aquellos días, y quien organizó aquel festejo en beneficio propio.
Tras despachar al becerro de José del Carmen Cabrera, anunciado en una tablilla como de San Mateo, el niño torero debió pensar que en La Santamaría las cosas no eran como en el parque Nacional o en la “Monumental” de Guatavita, y encima, tuvo que ver como un tipo intentaba montarse encima de un toro criollo, Pedro Contreras, y luego a un imitador de Cantinflas, para, por fin, quitarse ese traje corto en una habitación del hotel Duc, y pensar en el de luces que pocos días después estrenaría en Cali.
Luego, poco a poco, sus tardes cambiarían hasta convertirse en maestro del toreo, pero antes, hubo un día de tentadero en la casa de Nicasio Cuellar y esa foto en la que aparecen de izquierda a derecha: Fernando Antonio Castro, Pepe Ruiz, Héctor Jiménez, César Rincón, el maestro Luis Castro Ortega ‘Orteguita’, Antonio Castro, y sobre el caballo, el picador Hernando Morales.