Juan Sebastián Hernández, el sueño de la puerta grande

Tres orejas se cortaron en la novillada de Achury Viejo que dio apertura a la 61ª temporada tarina en Cañaveralejo. El novillero Juan Sebastián Hernández salió a hombros y el debutante mexicano Arturo Gillio paseó un trofeo.

Por Rodrigo Urrego B.

Antes de ponerse el traje de luces, Juan Sebastián Hernández recordaba aquellos lejanos días de diciembre en los que, siendo un niño, acompañaba a su padre en el taller de motos en Sogamoso y escuchaban las transmisiones radiales de las corridas de toros de la feria de Cali. Decía que de niño soñaba con ser él el protagonista, del que hablaran en la radio, del que estuviera emocionando a los tendidos.

Un sueño que en los tiempos que corren parecía imposible. Pero Juan Sebastián lo cumplió, a pesar de las adversidades. Aquel niño que en Sogamoso seguía las corridas por la radio, hizo el paseíllo en una feria de Cali vestido de espuma de mar y oro. Pero no fue un debut inadvertido. Las transmisiones radiales que aún subsisten dieron cuenta de que se fue a hombros por la puerta del Señor de los Cristales, la más codiciada por los toreros que pisan el ruedo de Cañaveralejo.

Hernández cortó dos orejas e inauguró la puerta del señor de los cristales por donde salió a hombros tras una tarde llena de emociones que estremecieron los corazones de los aficionados que acudieron a los tendidos de  la plaza de toros de Cali.

Emociones que en buena parte vinieron de las embestidas de un encierro de Achury Viejo, tan bien presentado que los novillos tenían apariencia de toros. Todos ellos fueron ovacionados apenas salieron de la puerta de toriles y los cuatro primeros fueron muy aplaudidos en el arrastre.

Juan Sebastián Hernández asestó el primer golpe de la tarde. Recibió a Mensajero con dos largas cambiadas de rodillas que levantaron los ánimos en los tendidos y remató su saludo de capote con una larga cambiada a una mano en el mismo centro del ruedo.

Con la muleta comenzó pasándose las embestidas del intimidante toro de Achury Viejo por detrás de su cuerpo, alarde muy acogido por el público, y luego toreó con templanza por la mano derecha y levantó a la gente de sus asientos con dos series de naturales en los que Mensajero llevó el mensaje de su bravura. La emoción se desbordó con la certera estocada que le permitió conquistar el premio mayor. Las dos orejas que le dieron la llave de la puerta más codiciada de Cali.

El mexicano Arturo Gillio, debutante en Cañaveralejo, salió a dar la réplica ante Barretino, otro novillo de serias hechuras y que tenías más clase en sus embestidas. Para empezar se echó el capote a la espalda y así se lo llevó a los medios. Con la muleta se tiró de rodillas e impresionó al público, primero con un pase cambiado por la espalda y luego con una arrucina, esa suerte en la que asomó media muleta por detrás de su cuerpo con mucho valor. La plaza era un hervidero.

En el centro del ruedo Gillio y Barretina protagonizaron una faena intensa. El novillo no se cansaba de repetir sus embestidas tras el engaño y el mexicano no se cansaba de torear con firmeza. Cuando tomó la muleta en su mano izquierda fue un auténtico clamor y el público se entregó con el torero del debutante en Cali, más aún cuando después de una voltereta en la que se alcanzó a temer por la cornada, el torero se levantó, se sacudió la arena y volvió a plantarle cara al de Achury Viejo por manoletinas. La estocada también efectiva propició la oreja que paseó en vuelta al ruedo.

A esas alturas Gitanillo de América se encontraba por debajo en el marcador y se fue a buscar el triunfo en el cuarto. Salió del burladero y atravesó la arena hasta la puerta de toriles para recibir de rodillas a Tinajero. El gesto tuvo éxito y repitió alarde dos veces al hilo de las tablas. Pero las ovaciones que arrancó con el capote no las pudo reeditar con la muleta, pues allí el de Achury, que al principio embestía con clase, no terminó por entenderse con el torero que no encontró la fórmula para hacerlo embestir. Con el primero de la tarde, Gitanillo tampoco pudo emocionar a los tendidos.

Los últimos capítulos del festejo no tuvieron la misma intensidad pero no dejaron de ser emotivos. Con el quinto, Juan Sebastián Hernández salió a ratificar su triunfo ante un novillo que no tenía malas intenciones pero que se paró pronto. El torero le ofreció los muslos pero ni así el toro se decidió a acometer. Mientras que el sexto, novillo que tuvo casta pero que embistió como muchas complicaciones, sirvió para que Gillio diera una nueva muestra de su firmeza e hiciera emocionar a los tendidos aguantando miradas y arreones.

La primera tarde de toros en Cañaveralejo fue de puerta grande, con la salida a hombros de Juan Sebastián Hernández y con un serio encierro en el que cuatro toros fueron aplaudidos en el arrastre.

Ficha

Cali, plaza de toros de Cañaveralejo 
26 de diciembre de 2018 
Media plaza

Se lidiaron seis novillos de Achury Viejo, serios de presentación y de interesante juego. Fueron aplaudidos en el arrastre los lidiados en 1°, 2°, 3° y 4° lugar.

Gitanillo de América (Obispo y oro): silencio y silencio
Juan Sebastián Hernández (espuma de mar y oro): dos orejas y silencio 
Arturo Gillio (grana y oro): oreja y silencio

El banderillero Hernando Franco resultó herido al banderillear al sexto.

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